La señora picorina y el compadre zorro
Cinco amigos deben ayudarse mutuamente para que el zorro no se los coma, pero sobre todo deben avisar al rey que ¡el cielo se está cayendo a pedazos! ¿Lograrán cumplir su misión?
-- Letra --
Dejan plumas al volar
y su canto al soñar.
Trinan aventuras y romances
que se esparcen por la mar.
Ola, ola, ola de la mar,
cántame y cuéntame a mí,
dime lo qué sueña el pájaro
antes de ir a dormir.
…………
Pues sí señor, dícese que se dice que una mañana soleada la Picorina picoteaba unos granos de maíz, cuando, de repente, un algo muy, pero muy pesado, cayó en su cola con tanta fuerza que lo único que se le ocurrió fue que el cielo se desmoronaba a sus pies. Entonces se dijo a sí misma, ¡no hay tiempo que perder, de inmediato el gran rey lo ha de saber!
Saltito a saltito, Picorina emprendió el camino a ver a su majestad, pero justo en la mitad del camino, se encontró con el Gallo Cantaclaro.
- ¿A dónde va, señorina Picorina?
-¡Ay, gallito mío!- contestó la Picorina-
¿No ha visto usted que el cielo se va a caer?
A mis pies cayó un algo tan duro,
que sentí pánico y mucho apuro.
Al rey le voy a contar,
para que a todos pueda salvar.
-Entonces, con usted debo ir, de principio a fin —cacareó el gallo Cantaclaro.
Saltito a saltito, picoteo a picoteo, Picorina y Cantaclaro emprendieron camino, hasta que encontraron al pato Clorofilo.
- ¿A dónde van, queridos amigos?
- ¡Ay, Clorofilo mío! - contestó la Picorina.
¿No ha visto usted que el cielo se va a caer?
A mis pies cayó un algo tan duro,
que sentí pánico y mucho apuro.
Al rey le voy a contar,
para que a todos pueda salvar.
- No se diga más, ¡con ustedes he de caminar! —dijo el pato Clorofilo.
Saltito a saltito, picoteo a picoteo, graznido a graznido, Picorina, Cantaclaro y Clorofilo emprendieron camino hasta que encontraron a la lora Chirimoya.
- ¿Qué los trae por aquí, queridos amigos? ¿Y a dónde van con tanto afán?
- ¡Ay, Chirimoya mía!, dijo la Picorina.
¿No ha visto usted que el cielo se va a caer?
A mis pies cayó un algo tan duro,
que sentí pánico y mucho apuro.
Al rey le voy a contar,
para que a todos pueda salvar.
- Pues mi equipaje alistaré y con ustedes el viaje emprenderé.
Saltito a saltito, picoteo a picoteo, graznido a graznido, voltereta a voltereta, Picorina, Cantaclaro, Clorofilo y Chirimoya emprendieron camino, hasta que encontraron al tucán Magistral.
- ¿A dónde van con tan pronto andar?
- ¡Ay, Magistral mío! - contestó la Picorina.
¿No ha visto usted que el cielo se va a caer?
A mis pies cayó un algo tan duro,
que sentí pánico y mucho apuro.
Al rey le voy a contar,
para que a todos pueda salvar.
- Pero ¿cómo, chama? ¡Me hubieran avisado antes! Todos juntos de inmediato hemos de marchar para el mundo así salvar, vale - dijo el tucán.
Saltito a saltito, picoteo a picoteo, graznido a graznido, voltereta a voltereta, trote a trote, Picorina, Cantaclaro, Clorofilo, Chirimoya y Magistral, de nuevo emprendieron camino hasta que encontraron al compadre Zorro.
- ¿Qué les trae a todos por aquí? ¡Ay, pero que preciosos se ven agrupaditas así!
- ¡Ay, compadre Zorro! - contestó la Picorina.
¿No ha visto usted que el cielo se va a caer?
A mis pies cayó un algo tan duro,
que sentí pánico y mucho apuro.
Al rey le voy a contar,
para que a todos pueda salvar.
- ¡No se diga más, que un fortachón los ha de salvar y a ustedes hasta el fin he de acompañar!
Pero esta vez la señorina Picorina supo que su respuesta debía ser diferente y sin pensarlo dos veces dijo:
- No, compadre Zorro, lo mejor es que usted se quedé acá - y antes de que el compadre Zorro mostrará sus afilados dientes y los atrapara con sus garras, los cinco amigos se miraron y al tiempo levantaron el vuelo.
Y volando, volando, volando en el palacio pronto aterrizaron los cinco buenos amigos aclamando al rey:
- ¡Sal, sal, sal, nuestra majestad amada, que el cielo se ha rajado! Hazlo componer de una buena vez que pareciera se va a caer ¡y a todos nos ha de romper!
Con elegancia el rey les dio las gracias, les regaló una moneda de oro a cada uno y les organizó una gran fiesta de celebración.
Y entre cantos y cuentos esta historia de buenos amigos llegó a su fin, mientras a los atrevidos zorros ya mandamos a dormir.
María del Sol Peralta