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Memorias de un niño embustero – audio

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Un niño de una gran familia cuenta la historia de su familia en una gran casa y de lo que ocurre en la escuela y con los habitantes del pueblo en que vive. ¿Qué haces cuando estás con tu familia?

-- Letra --

Mi papacito mío querido tiene en Medellín una casa grande, como de aquí
a bien lejos, pero no podemos vivir en ella porque es lo que dice mi mamacita linda, y es que nos moriríamos de frío; por eso conseguimos aquí una casa donde vivimos todos, que son mis papás y mis abuelos, que son los papás de mi papá y los papás de mi mamá, y los tíos y las tías, que son los hermanos y las hermanas de mamá y tía Encarnación Sagrario, que es hermana de mi papá. Yo tengo ocho hermanos y ocho hermanas, pero yo estoy contado entre los hermanos.
Las muchachas de la casa son dos cocineras y dos meseras, y dos niñeras, y también hay dos jardineros y dos choferes; también vive la señora que cose la ropa y la señorita que nos enseña piano y dibujo; yo no sé cuántos somos en la casa, pero me parece que somos cien.
En la casa grande de Medellín sí podríamos vivir, porque mi tía Francisca la conoce y me contó que ella estuvo recorriéndola todo el día y que salió de
la alcoba de ella cuando era temprano y que por la tarde no había llegado a la última alcoba. Yo le dije a Gabriel, que es un muchacho que tiene un pie torcido y está aprendiendo a tocar violín, le dije que teníamos una casa tan grande y me dijo que yo era un muchacho mentiroso, pero la verdad es, para Dios.
Mi tío Juan Nepomuceno está muy viejito, pero me ha contado todas las guerras que hizo, porque él es general y le enseñó a pelear al general Bolívar, y mi tío tiene la espada con que mataba a los españoles, que es una espada como de tres metros y pesa mucho y está manchada de sangre.
A mi tío le dieron muchos balazos y le dieron uno encima del hombro y le fue a salir por un pie y se le pasó al otro pie y le salió por el otro hombro.
Yo le conté a Gabriel lo que le pasó a mi tío y me dijo que no dijera más mentiras y otras cosas que me da vergüenza contar; pero yo le tengo mucho miedo a decir mentiras, porque me lleva el diablo.
En el mes de diciembre, cuando salgamos del colegio y nos den nuestras vacaciones, me parece que iremos a la finca de mis primos, que tiene muchas frutas. Todavía faltan como uno, dos, tres, cuatro y cinco meses para que salgamos. Nos vamos con los animales de la casa que tenemos mis hermanas
y yo. María Luz tiene un gato. María Elena tiene un perro, María Elisa tiene dos canarios, que cantan las canciones que les enseñamos y cantan que parecen hablando, como dice mi tía Eugenia. María Ignacia tiene una lora, que habla en francés y se pasa diciendo oraciones porque la educaron en el Colegio del Sagrado Corazón.
Pero lo mejor es un tigre que yo tengo, eso sí no muy grande, que me trajeron de los Llanos. Es mansito y muy lindo y no hace daños; le gusta comerse las flores y por eso mamacita lo castiga, pero yo le traigo geranios y claveles, que
es lo que más le gusta. Mi otra hermana María Alberta tenía un pescadito domesticado, que siempre lo llevaba a todas partes, pero un día se cayó a la alberca y se ahogó.
Cuando vamos a la finca de mis primos voy a comerme unas naranjas que hay allá que son azules y llenas de miel por dentro y son más grandes que una calabaza. Un día se cayó una de esas naranjas y cayó sobre el caballito poney de Miguel y lo mató. Todos se pusieron a llorar y se fueron a enterrar al caballito, pero yo me quedé solo y me comí la naranja.
Esa María Alicia, mi hermana mayor, tiene un novio que la invita a cine y al parque y le lleva dulces, y a mí me regala todo lo que le pido y me regaló una bicicleta y unos patines, y un tren eléctrico que tiene estaciones y cambiavías y luz, y me regaló una escopeta grande que es de verdad, pero todavía no me ha entregado nada y me las va a llevar el día que se case con mi hermana.
Pero yo tengo que pensar porque María Alicia tiene otro novio, que es militar y aviador, y tiene un avión con cinco motores y va a hacer un viaje a Europa y después a París, y el avión es más grande que todos; él me dijo que me va a llevar y me va a enseñar a manejarlo, para que cuando se case con mi hermana yo pueda llevarlos a todas partes. El otro novio de mi hermana María Alicia se llama, me parece que Juan Guillermo Santacoloma, y tiene un millón de pesos y el aviador se llama Ignacio San Ignacio y el aeroplano se llama Tierra de Santa María y la hacienda que tiene el señor Santacoloma se llama Santa Isabel Arcángel. Mi papá tiene un reloj que por dentro tiene una cajita de música y tiene también un pajarito que da las horas, como el reloj que hay en el comedor de otros abuelitos que tengo en Europa, porque me contó mi tía Juana Tadea.
El reloj que tiene mi papá no tiene cuerda ni punteros, sino que el pajarito va diciendo las horas y cuándo va a llover y a salir la luna.
Mi papá me dijo que me lo va a regalar cuando sepa tocar piano; yo ya sé tocar una pieza que me enseñó el maestro, pero mi hermana María Candelaria dice que sabe más que yo. Mi hermana dice muchas mentiras.
Yo soy muy aplicado en la escuela y el maestro que se llama don Bartolomé, dijo que me iba a dar en premio una lora que tiene en la casa; es de cuatro colores y habla todo lo que oye en la clase, y entonces yo me la llevo para mi casa porque allá no tenemos animales y hacen mucha falta para que nos acompañen a mi mamacita y a mí, que somos tan solos.
En mi casa hay un árbol en el patio, que es un cerezo,
y cuando tiene cerezas las comemos asadas, porque son muy sabrosas y también rellenas de carne, porque son unas cerezas más grandes que una naranja.
Debajo del cerezo está enterrado un gigante y mi padrino lo va a desenterrar, para quitarle todo lo que tiene cogido el gigante con las manos, que son como de diablo. Cuando le quiten el tesoro al gigante se va a volver humano y mi padrino va a comprar una casa y una hacienda, y cien caballos, y cien vacas, y cien automóviles, y otro poco de cosas más.
Mi mamá me dijo que no escriba más porque me hace daño para los ojos y yo soy un niño obediente.

Rafael Jaramillo Arango